La mayoría de nosotros, padeleros adictos, tenemos un pasado sombrío del que nunca queremos hablar ni acordarnos. Hablo de aquellos días en los que íbamos a jugar muy de vez en cuando, con los amigos del instituto o la universidad, a las pistas municipales o de alguna urbanización, con las zapatillas que usábamos para todo, una pala que no sabíamos de donde había salido, el mango pelado por no usar overgrip y un bote de bolas que igual llevaba abierto 1 o 2 años.
Más tarde, por unas u otras circunstancias, acabamos volviendo a las redes del padel pero con otra mirada. Nos dimos cuenta de que era algo más: un deporte serio, profundo, divertido y muy competitivo. Así es como poco a poco nos fue picando el veneno que a día de hoy corre por todo nuestro cuerpo y para el que no queremos antídoto.
Si eres un niño prodigio que lleva con la pala en la mano desde los 3 años y que con 12 ya le pega como Lamperti, este artículo no merece tu atención. Pero si como la gran mayoría de nosotros acudes al padel a una edad más avanzada (probablemente procedente de otros deportes) y quieres empezar en este mundillo, pero no sabes cómo hacerlo, te aconsejo que leas atentamente estos útiles consejos.